VARISARQUITECTES

La aparición de este local intentó implantar la tradición de los aperitivos y el tapeo, tan poco frecuentes en aquel momento en Barcelona.

Las tapas del día escritas con yeso sobre las paredes del local y la iconografía de las marcas de bebidas como el Campari, el Martini, el Picón…, debían caracterizar el lugar.

El principal elemento estructurador del espacio es la barra de 23m de largo, que no pierde continuidad a pesar del cambio de nivel. El pavimento, la barra y el techo, todo de un mismo material de madera de tablero marino, se podría considerar como un juego de papiroflexia. Bandejas ovaladas tangentes a la barra permiten incrementar la capacidad de ésta y mejorar la comodidad de pequeños grupos.

El elemento principal formalmente son dos grandes lámparas o planos de luz, soporte de un col·lage gráfico realizado a partir de las marcas de vermut.

La pared enfrentada a la barra que actúa como contrabarra, y las escaleras y el pavimento elevado del fondo del local.

La decisión de elevar la zona del fondo del local, permitió la ubicación de un almacén al nivel inferior, y diferenciar dos ámbitos distintos para diferente público: el primero apoyado en la barra para estar de pie o sentados en taburetes, y el segundo en una zona con mesas agrupadas a lo largo de un banco lineal.